MATERIAS


  • Matemática: La manifestación del mal absoluto materializado como asignatura de estudio. La matemática es por lejos la materia más difícil de todas para la gran mayoría de los alumnos. El odio que despierta en algunas personas se arrastra durante años y termina siendo irreconciliable Una lástima, porque es una de las herramientas más útiles y más poderosas que nadie jamás podrá aprender (junto con leer). En muchos casos la culpa es del sistema formal que tiene una manera equivocada de enfocar esta asignatura. De todas formas, admitimos que aunque a veces se la quiere disfrazar de amiga, la matemática es, fue y será difícil de aprender.
  • Inglés: En general, quien no tenga familiaridad con la cultura anglosajona odiará inglés. Si no te gusta un grupo de música inglés o estadounidense, o preferís las películas dobladas a las subtituladas, entonces menos ameno te caerá. Nada resultará intuitivo y la gramática de otro idioma puede devenir en la incomprensión absoluta de los temas. Si encima, la asignatura se compone de leer, hablar, escribir y escuchar, más complicado aún. El resultado: la materia trepará posiciones en tu ránking de las más odiadas.
  • Química: Difícil, molesta y para la gran mayoría de los alumnos de muy poca aplicación práctica. Sin embargo explica algunos conceptos que un alumno de secundaria no puede dejar de conocer: desde los estados de agregación hasta cómo está compuesta la materia. Cuando se llega a las uniones químicas y los nombres extraños los alumnos ya suelen estar perdidísimos. Sin embargo, si se estudia, se puede aprobar al igual que todas.
  • Física: Como una prima hermana de la matemática, la física aparece siempre entre las más difíciles. Algunos pocos la adoran y el resto la aborrece. La asignatura tiene una amplia gama de temas: estática, cinemática, dinámica, gases, magnetismo, electricidad, entre otros. Algunos pueden resultar más interesantes, pero todos están asociados con la matemática.
  • Lengua: Tiene el objetivo más importante de toda la educación formal. Enseñar a leer y escribir. El problema no es ese, sino cuando se mete el maldito análisis sintáctico en el medio y aparecen los sujetos, predicados, objetos directos y demás. Analizar oraciones resulta aburridísimo hasta para el más apasionado por las palabras.

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